Pocas cosas hay que duelan tanto como la traición. ¿Será porque anteponemos nuestras expectativas y nuestro pateado ego ante el derecho de la otra persona a actuar como le venga en gana? De ser así, ¿sentirse ofendido es un acto de egoísmo?
¿Por qué resulta tan complicado poner en práctica aquello de "no esperar nada de nadie" para no llevarse decepciones?
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