DURMIENDO SOLA

Tan solo, mis pensamientos al caer la noche

DIVAGANDO

Hay algo que estoy aprendiendo con todo lo que está ocurriendo y que, seguro, no voy a olvidar ya jamás.Hundida en un amor que no pedí y que tanto me cuesta aceptar y perdida en un enamoramiento que de ninguna forma puedo desarrollar y que tanto intenté rechazar voy comprendiendo una realidad que, me guste o no, la vida ha querido enseñarme: el amor no se puede contratar ni, mucho menos, asegurar.
El corazón o, si prefieres, la capacidad para establecer "quereres", admite durante todas nuestras vidas muchas y diversas entradas y salidas.Pero desgraciadamente, no somos nosotros quienes decidimos el donde y el cómo de cada bienvenida y de cada despedida.Tampoco somos nosotros directamente los que podamos controlar las diferentes transformaciones que cada relación sufre.Las circunstancias de la vida condicionan en gran manera aquello que nos puede pasar, pero estoy convencida de que hay alguna cosa más.
Como romántica que soy debería hablar otra vez del corazón y si fuera un poquito más espiritual mencionaría el alma... pero la verdad es que a estas alturas del partido, no sé bien lo que es, y a veces dudo si yo tengo una. En mi interior, esencia, personalidad, suerte o sino... (Como quieras llamarle) en todos ellos o en alguno, en cada uno o en ninguno se encontré esa fuerza "misteriosa" que acabó dominando mi corazón, ese campo donde un día de verano sembré tu cariño. Y es ese un campo que puedo trabajar, regar y proteger mucho, poco o nada, pero haga lo que haga, nunca obtendré la garantía absoluta de que las diferentes cosechas que espero sean tan benignas y duraderas como quisiera...
Podré intentar sembrar plantas, plantitas y árboles, pero siempre en la certeza de que la tierra no es exclusivamente mía y que algún día, en algún recóndito rincón de mi querido paraje puede germinar otro amor, no pretendido o inconveniente. Y de la misma manera debo aprender y entender que las raíces de mi gran amor, por muy fuertes que me parezcan y por mucho que piense haberlas cuidado, pueden también un día optar por debilitarse y alejarse de mí amado prado.
Con todo esto no quiero afirmar que debamos rendirnos porque ya todo está decidido. Tú sabes, y más si has leído todo lo escrito hasta ahora, que soy alguien que cree que hay que luchar por los sueños y, ¿no es el amor uno de los más bellos sueños que podemos alcanzar?

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