DURMIENDO SOLA

Tan solo, mis pensamientos al caer la noche

SALTO AL VACIO


No hace mucho estaba hablando con una amiga y le contaba que en la vida casi nunca es fácil tomar decisiones: cualquier proyecto o cualquier reto, aun cuando se presenten con embalajes prometedores, implican asumir responsabilidades y aceptar riesgos.

No, no suele ser sencillo…
Y mucho menos lo será cuando una decisión conlleva un cambio radical en nuestras vidas: cuando una corta aquella cuerda que siente que la está ahorcando, muchas veces acaba sintiendo que cae en el vacío y será muy difícil no acabar dolorida por el batacazo…
Resulta contradictorio, ¿no? Pero no lo es, pues cuando esa es la única cuerda que has tenido cerca durante tiempo puedes sentir que te ahoga, sí.... pero también suele ser normal que pienses que te sostiene......


Algunas veces, el miedo a lo que abajo te espera te fuerza a agarrarte de cualquier cosa, aunque sea un zarzal de hirientes pinchos..... y ahí te quedas, sujeta, aguantando estoicamente, los dolorosos y sangrientos desgarros de la piel...
Allí esperas, a que alguien te rescate, a que te libre del dolor..... pero ese "ángel salvador" no aparece...

La caída libre hacia lo desconocido espanta a cualquiera y nunca será fácil dar ese salto que nos debe lanzar… De todas formas, lo que siempre hay que pensar, siempre, es que lo importante no está al final del vuelo, sino al principio.
Y por eso, te preguntas ¿qué me aterra más: lo conocido, lo que ahora mismo tengo, o lo inexplorado, lo que puede esperarme?


Y decides lanzarte al vacío, tirarte en paracaidas, sobre todo cuando valoras la situación y ves que lo presente es aguantable y no deja respirar y ya hace mucho que tienes claro que nunca vas a poder darle la vuelta, entonces… entonces no existe otra opción, aún a sabiendas que Dios no va a enviarme a sus ángeles, y que posiblemente nadie va a responder a mi reclamo y que será muy probable que al final de la revuelta me espere un espantoso batacazo que me deje aturdida y malherida, pero sólo durante un tiempo.

Y saltas..... y salté.
Y valió la pena.... porque el salto al vacío conllevó un vuelo a la libertad.
Por lo demás, todo sanará, porque entiendo que ese viaje hacia un incógnito destino significa una travesía que se dirige a la recuperación del más preciado tesoro: mi vida.


Salté.... Salté con una mochila al hombro.
En el interior metí aquellos sueños que en la desesperación abandoné, y en el bolsillo tan sólo guardé un pensamiento: “Nada puede ser peor…”.

Vivir en el desamor es peor que vivir solo.

Las cadenas no impiden nunca la caída... la provocan.

1 comentarios:

Anónimo

EN EL MOENTO QUE NACEMOS,SALTAMOS AL BACIO

 

Publicar un comentario